‘Canarias ha vuelto a perder una oportunidad histórica’, por Meri Pita

Podemos Congreso, Gran Canaria, Podemos Canarias

Hace 34 años del primer texto de Estatuto de Canarias, recordemos que fue redactado por los representantes de la oligarquía Canaria en el año 1982 en el llamado Pacto de las Cañadas y que, en aquel momento de irrupción de una incipiente democracia española, lejos de apostar por una Canarias para su pueblo y para su gente, lo que hicieron fue amarrar su dominio con un sistema electoral vergonzoso que no por casualidad es el más antidemocrático del mundo.

La sociología del poder en nuestra tierra tiene esos mimbres de autocracia, y va dibujando en cada una de las siete tierras canarias una amalgama de pintorescos aprovechados y abusadores que se piensan que las instituciones son suyas y pueden hacer con ellas lo que les dé la gana.

Pues bien, nos presentan hoy un nuevo texto que viene firmado de puño y letra por esa misma gente, los mismos que nos incitan a pelearnos metiéndonos en el pleito insular para ellos sacar tajada, los mismos que juegan a enfrentarnos, al divide y vencerás como herramienta política… porque todo vale con tal de mantenerse en el poder.

La prueba la tenemos en que en el texto que se presenta hoy, donde no se habla de la imprescindible reforma electoral como resultado de un proceso constituyente en el archipiélago y mucho menos de blindar derechos esenciales en una tierra asolada por una desigualdad sangrante: Tenemos los sueldos y las pensiones más bajas de todo el Estado, 3.000 euros por debajo de la media anual; un índice de paro de los más elevados de Europa, 26%, más de 287.000 personas que buscan empleo y no lo encuentran. Tenemos una tasa de paro juvenil del 46%, por encima de la media estatal, y el mayor número de parados de larga duración, prácticamente la mitad de las personas que no tienen empleo.

También una cifra insostenible de población que percibe una nómina por debajo del salario mínimo, concretamente el 37,2% de nuestra población activa.

Por si esto fuera poco, de los dos millones cien mil personas que habitamos Canarias, 598.000 están en riesgo de pobreza; 724.000 pasan muchas dificultades para llegar a fin de mes; 1.400.000 declaran no estar en disposición de afrontar gastos imprevistos y casi la misma cantidad no pueden permitirse unas vacaciones.

Ya ven, somos un destino turística de éxito internacional, 14 millones de visitantes en el 2016; 17 mil millones de euros han entrado por está vía en Canarias y más de la mitad de nuestra gente no puede siquiera salir unos días de vacaciones.

Este es el país que deja Coalición Canaria y sus socios, ahora PSOE luego PP, después de veinticinco años en el Gobierno de Canarias.

Y tienen la desfachatez de presentarnos un nuevo texto estatutario en el que, haciendo juegos florales-por ejemplo , su artículo 21 habla del derecho a la vivienda pero no de regular su función social ni de asegurar los suministros básicos, una de las mayores reclamaciones de la ciudadanía-, quieren vendernos que todo cambia para que todo siga igual; es decir , vuelven al todo atado y bien atado.

Este nuevo texto no fija como prioridad el desarrollo de una de nuestras grandes fortalezas, las energías renovables. Somos, y cito a reputados expertos internacionales, la Arabia Saudí de la energías limpias; tenemos también un suelo bondadoso para caminar hacia la necesaria soberanía alimentaria. Estas cuestiones son de supervivencia para Canarias, porque solo mediante la conquista de mayores cuotas de soberanía lograremos dejar atrás las hondas cadenas de la colonialidad que aún arrastramos, de la economía dependiente, de la desestructuración social en que vive nuestro pueblo. Estos ámbitos son claves para alcanzar un desarrollo más sostenible, para crear empleo digno y de calidad, para avanzar hacia una sociedad más justa.

Por eso vamos a votar hoy que NO a su toma en consideración. Porque queremos que el Estatuto vuelva a las instituciones donde reside la soberanía del pueblo canario, y que allí crezca como parte de un proceso constituyente, legitimado por la mayoría social.

Solo entonces deberían debatirse sus contenidos en este Congreso y luego aprobarse por la vía de un referéndum ciudadano vinculante. De lo contrario, estén seguros que vamos a enmendarlo. De hecho, ya tenemos en marcha una campaña en las calles de las Islas para restituir el derecho que el Gobierno de Canarias le ha negado a su pueblo: participar de verdad en la reforma de su Estatuto de Autonomía.

El Estatuto que Canarias merece ser un estatuto de todos y de todas. Un Estatuto que establezca una Canarias más justa, capaz de aprender de su pasado para construir un futuro de igualdad. Una Canarias cimentada en el respeto a los derechos de su gente, una Canarias verde, sostenible, más autosuficiente. Una Canarias que no deje a nadie atrás, que blinde nuestros servicios públicos, que luche contra la violencia machista, que promueva la accesibilidad universal y el derecho a la vivienda y al trabajo digno.

Canarias merece, como mínimo, un Estatuto de Siete Estrellas y éste que hoy se presenta, no lo es.

 

Meri Pita, diputada de Podemos Canarias