100 días largos desde la toma de posesión de casi 100 –también- cargos públicos de Podemos en Canarias: diputadas autonómicas –mayoría de mujeres, consejeros de cabildos y concejales integrados en candidaturas de unidad popular.
100 días intensos en los que empezar a mostrar que otra Canarias es posible, también en el ejercicio de lo público, renunciando a privilegios y reclamando auditorías para saber dónde está el dinero malgastado. Alzando la voz en un parlamento secuestrado por un sistema electoral que sigue condenando a la miseria a las islas mal llamadas menores a cambio de carreteras y ahora ya ni eso.
100 días frenéticos en los que aprender como el sistema se protege con reglamentos obtusos que no nos detienen: docenas de mociones e iniciativas que contradicen a aquellos que decían, por ejemplo que los cabildos no son sitios para hablar de política general, así a iniciativa de Podemos El Hierrro y Fuerteventura son islas libres del TTIP, ese tratado que apoyan los de siempre y que pretende destruir los servicios públicos y hasta las denominaciones de origen de nuestros productos; o en Gran Canaria demostrando que podemos gestionar y a la vez hacer política.
100 días pegados a la tierra con concejales que se patean los barrios aunque no haya elecciones para sorpresa de las vecinas, hablando en los plenos de colegios, de farolas pero también de memoria histórica e igualdad. Desde la oposición abrir las ventanas de instituciones hasta ahora cerradas a las inquietudes de la mayoría y allí donde gobernamos abrir a su vez las puertas para que la gente entre a participar, cogobernando con los de siempre sin parecerse a ellos.
Y 100 difíciles también, equivocándonos, porque poner el listón muy alto implica cumplir la palabra dada en todo momento. En definitiva, 100 días para explicar que en Canarias Podemos hacer las cosas de otra manera, hagámoslas juntos.